No se pudo hacer más.
La Picuriña
26.11.06 9.00h
El fútbol es un juego muy sencillo, complicado por pedantes. La lógica dice que cuando un equipo comienza un partido con los siete futbolistas justos para iniciar el mismo y se encuentra con un rival que ya tiene cinco o seis en el banquillo es fácil augurar el resultado del choque. No fue complicado imaginar que el Bar Lauri K-Puri ganaría con cierta comodidad un encuentro que debía dirimir la parte de la clasificación por la que andarán ambos contendientes.
Los laurianos comenzaron el choque seguros de que esa profundidad de banquillo los llevaría a la victoria, con un ritmo muy alto, sin dejar al Barrio tocar la pelota en el centro del campo y recuperando rápido el balón para salir en contraataques directos hacia David y Rulo, sus dos delanteros. El primero, menos rápido, dio una clase magistral de cómo aguantar la pelota a espaldas a portería. El segundo la dio de cómo aprovechar las ocasiones y como manejarse en segunda línea. El mejor partido fue Sergio, el líbero del equipo lauriano, que manejó el choque a su antojo desde su posición. Jugó en corto, en largo, regateó y cortó cualquier avance del Barrio, sobre todo en la primer parte.
Al Lauri K-Puri le bastó con una gran seguridad defensiva, pues sabía que arriba las ocasiones llegarían solas. De todas formas, lo que no se esperaba es que los goles llegaran por los errores defensivos de un Barrio que no se mostró tan seguro como en partidos anteriores. La pareja Jaime- Ricci, que tan buen resultado había dado en jornadas anteriores, crujió como una rama cada vez que los dos delanteros del Lauri se asociaban, facilitados por la ausencia de pressing en el medio campo.
En la segunda parte el Barrio estiró un poco más sus líneas y llegó más al área rival, sobre todo mediante jugadas a balón parado. Pero si bien el Barrio apenas llevaba peligro en sus ataques, cada contraataque del Lauri era una dentellada al cuello de nuestro equipo, que se revolvía sin saber cómo escapar de las garras de los delanteros rivales.
Flojo partido del Barrio, del que se esperaba más.
El mejor. Desierto. Esta vez, nadie lo mereció.
El árbitro. Pedro [un Pedro diferente al de la semana anterior]. Buen arbitraje, aunque con cierta ñoñería a la hora de pitar faltas de los delanteros.
El público. La esperada: cero espectadores.
Tomás Squash
1 comentario:
Está claro que de donde no hay no se puede sacar.
Enhorabuena muchachos, caisteis con orgullo y valentía.
En la copa olvidaremos el disgusto
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